Por Alicia García
Cuando se acercaba mi 50 cumpleaños, tomé dos decisiones que, para mi, fueron muy ilusionantes. La primera: en lugar de quedarme esperando una fiesta sorpresa, como hice a los 40´, y luego llorar amargamente si a nadie se le ocurría hacerla, organizaría mi propio “fiestón”. La segunda, ese verano viajaría a un país de África. La verdad es que ambas decisiones fueron un éxito. En la fiesta conseguí reunir a los amigos de todos los días, a algunos que hacía mucho que no veía, a otros que, simplemente, me apetecía invitar, y por supuesto, a “las chicas”. Lo pasé realmente bien y creo que no olvidaré cada uno de los besos y de los abrazos que nos dimos. Y gracias a la decisión del viaje, hoy estamos aquí. Si, así de fácil.
Semanas después de mi cumpleaños, tenía ganas de una aventura fuera de mi rutina, y comencé a buscar en Internet viajes a África que pudieran interesarme. Enseguida di con una oferta súper apetecible para personas que viajasen solas. Me encajaban las fechas, el precio, la ruta, el destino, el estilo de viaje, las fotos que podía ver…… Y compartir experiencia con otros viajeros en similares circunstancias, me parecía buena idea. Intercambié e-mails y mas e-mails, hasta estar convencida y segura de que todo era tal y como esperaba. O no!….ahí empezaba la aventura…..Cuando confirmé, me pidieron que enviara urgentemente mi pasaporte para hacerme la reserva de los vuelos, y ellos me enviaron sus datos solicitándome una primera transferencia. Por suerte, fueron más rápidos que yo…… A los pocos minutos recibí un mail que decía:
“Hola Alicia. Perdona pero, al ver ahora tu pasaporte, hemos comprobado que tienes 50 años. El caso es que el grupo que se ha formado es de gente que tiene entre 30 y 40 y claro, consideramos que estarías un poco desubicada junto a nosotros”. ¿Me excluían por que tenía 50 años?. Peor aún…¿por mi edad???? Por suerte, estaba viviendo un momento maravilloso y lejos de ofenderme o de sentirme mal, me dio la risa. No insistí. Gracias a aquellos jovencitos de máximo 40, la vida me puso delante una gran oportunidad: ¡tenía que hacerlo!. Era el momento de ponerse las pilas. Sentía el deseo de contarle al mundo que tener 50 años, entrar en esa etapa de la vida, no era el fin. Nunca había sido tan feliz. Nunca me había encontrado tan bien. Nunca había tenido tantas ganas de disfrutar, de descubrir, de vivir intensamente. Nunca me había apetecido tanto compartir todo lo bueno que me da la vida. Y mi mente y mi alma, nunca habían sentido tanta paz…….
Desde entonces, tuve claro que no me iba a quedar parada. Tenía que abrir un camino que por fin arranca hoy, 21 de Junio de 2017 ¡justo coincidiendo con la entrada del verano!. Quiero transmitir que la vida no empieza ni acaba cuando cumples años. Para mí la vida empieza ese día en que llegas, y termina cuando físicamente te vas. Luego queda la energía de tu recuerdo, de tu cariño, de lo bueno o malo que has dado a los que te rodean, de tu esencia que, solo por vivir, nunca será marchita. Mas de tres años después, veo la luz con SOMOS MADURESCENTES. Mi forma de expresar que todos los que antes o después llegamos hasta aquí, no solo no estamos acabados si no que ahora, cada día, es volver a empezar. Compartir fuerzas con los que sienten como yo. Con los que adaptados a su realidad, se aceptan como son, sin vergüenza por las canas, por las arrugas, por ese cuerpo que es bello, aunque sea de otra manera.
Compartir voz con los que están cansados de que les vean como viejos, cuando en nuestras manos, en muy poco tiempo, estará la mitad de la fuerza de este mundo civilizado. SOMOS MADURESCENTES nace con la vocación de que la sociedad deje de condenarnos por cumplir años, y empiece a valorarnos por nuestro recorrido, por nuestra capacidad de dar. Nunca pensé en crear una etiqueta. Solo en darle luz a una idea que se que muchos compartís. A la ambición de hacer cosas desde la humildad de este sitio, de este proyecto en el que trabajar. Vamos a empezar haciendo ruido, y seguro que poco a poco celebraremos dejar de ser invisibles.
SOMOS MADURESCENTES, como hemos sido niños, adolescentes, jóvenes, adultos, y como esperamos llegar a viejos. Podemos seguir disfrutando, incluso más de lo que nunca habíamos imaginado. Podemos aportar y yo siento que tenemos la obligación de hacerlo. Estoy dispuesta a difundirlo, y me gustaría poner mi granito de arena para intentar que no haya nadie tan ignorante como para despreciar o discriminar a las próximas generaciones de madurescentes. Porque pienso que sobre la edad, nunca hay que dar explicaciones.
P.D.: Por cierto, el año pasado viaje a Gabón. Nos juntamos 7 personas, más bien desconocidas, entre los 23 y los 61 años. Yo creo que fue perfecto.