Por Paula Juan Cortés
08:00 – Terminado el desayuno, a punto de empezar la jornada.
Pero de repente…Hinchazón de estómago, dolor, gases, diarrea.
¿Qué puede haberme sentado mal después de un café con leche? Llevo así unas semanas y esto no es normal. A mi antes no me pasaba esto. Pero ¿qué me pasa? ¿Ha sido el café? No, ayer me tomé un café solo y no me puse así. ¿Puede ser la leche? ¿A estas alturas de mi vida me puede sentar mal la leche?
Que no cunda el pánico. Es normal que a medida que nos vamos haciendo mayores nuestro cuerpo deje de tolerar ciertos alimentos que antes comíamos con normalidad. Y si tienes estos síntomas puede ser que seas intolerante a la lactosa.
Cuando alguien es intolerante a la lactosa significa que no posee suficiente lactasa en su intestino delgado para digerir toda la lactosa consumida en la dieta. ¿Parece que hablo en chino? Quizá sería mejor empezar por el principio.
La lactosa -con O- es el azúcar de la leche. Nuestro cuerpo de mamíferos (esto quiere decir que somos amamantados por nuestras madres cuando somos pequeños) tiene un mecanismo de digestión de la lactosa, y aquí es donde entra en juego la lactasa -esta vez con A-. Esta es una enzima que realiza el primer paso de la digestión de la lactosa y permite que nuestro cuerpo la utilice cómo nutriente.
En el caso de los intolerantes a la lactosa -el azúcar con O-, la falta de lactasa -la enzimA- hace que el azúcar de la leche pase directamente al intestino grueso donde hará de alimento de los millones de microorganismos que viven allí. Cuando esto ocurre las bacterias generan gases como el metano y ácidos grasos que provocan esa sintomatología tan desagradable que experimentamos. Pensad en ello como un buffet libre para bacterias.
¿Puede pasarme esto con mi edad? Por supuesto. Pasado el periodo de lactancia, que es cuando más lactasa hay en nuestro organismo, y a medida que nuestro consumo de leche disminuye también lo hace la cantidad de lactasa que nuestro cuerpo produce.
De manera general, cuando llegamos a la edad adulta nuestro consumo de leche disminuye enormemente, solamente tomamos algo de leche con el café y quizás algún yogurt de vez en cuando. Así que no es de extrañar que a medida que pasan los años, toleres cada vez menos la leche.
¿Cómo puedo saber si soy o no intolerante a la lactosa? Solamente puede saberse a ciencia cierta a través de pruebas médicas, pero puedes probar durante unas semanas a consumir productos sin lactosa para ver si así mejora tu sintomatología. ¡Cuidado! Con esto no quiero decir que no vayas al médico; quiero decir que dejar de tomar productos con lactosa durante unos días no te va a hacer ningún daño.
Vale, pero ¿dónde hay lactosa? ¿Solo en la leche? ¡No! Hay muchos alimentos que utilizan la leche y sus derivados como ingrediente, y no me refiero solo al yogurt y al queso. Podemos encontrar lactosa en postres, galletas, salsas, algunos productos cárnicos…en infinidad de sitios. De manera que la única manera de saber si algo lleva o no lactosa es mirando la etiqueta.
Un truco: Si las palabras “lactosa”, “leche”, “derivados de la leche” o “derivados lácteos” NO aparecen en la etiqueta, es que podéis tomarlos. Además, pensando en la gente con presbicia…estas palabras estarán escritas de manera distinta el resto para llamar tu atención.
¿Y cuando salgo a comer o cenar fuera? ¿Qué hago? Siempre puedes preguntar en tus bares y restaurantes de confianza por productos sin lactosa; hoy en día cada vez hay más lugares que ofrecen una opción para las personas con intolerancias alimentarias.
Podéis encontrar más información sobre este tema en la página web de la Asociación de Intolerantes a la Lactosa Española. Entre otras cosas más que interesantes, en el apartado “El semáforo” te hablan de los alimentos que puedes comer cuando eres intolerante a este azúcar. Y en el de “Vivir sin lactosa” se puede consultar directorio con lugares donde comprar y comer productos sin lactosa en España.