A veces el azar nos brinda oportunidades que jamás hubiéramos podido imaginar. Ocurrió en Almería en la primavera de 1994, durante mi asistencia a un congreso. Fue por casualidad que por primera vez y a mis cuarenta años, llegara a mis manos un palo de golf con el que tuve la suerte de hacer un «swing«, —o algo parecido—.

Al instante quedé abducido por el vuelo de la bola, a pesar de que ésta hiciera un enorme efecto hacia la derecha, —slice—, pero que, en aquel momento de euforia, me pareció maravilloso, descubriendo el golfista que llevaba dentro y despertando mi pasión por el golf.

Experiencia que poco tiempo después, provocaría un gran cambio en el rumbo y forma de mi vida. Ese mismo año, confiando en mí precoz madurescenciame inicié en la práctica del golf, con la convicción de que iba a ser mucho más que un simple deporte.

Dos años después, decidí dejar mi cargo como Jefe de Relaciones Profesionales de la División Farmacéutica del Grupo BASF, en la que trabajé durante veinticinco años, para en una nueva etapa profesional, dedicarme íntegramente al estudio y la enseñanza del golf.

Los tres años siguientes, los dediqué a mi formación como instructor, de la mano del Maestro Juan Francisco García-Estrada, con quien en 1998 fundé Golf Vídeo Escuela, centro que dirigí durante diecinueve años, y que en la actualidad dirige mi hija y doble campeona de España, Ana Fernández.