Por Alex Gutiérrez

Con la afirmación popular que «la verdadera fuerza reside en la mente y no en el cuerpo» se pueden construir coherentes o incoherentes ensayos, reflexiones profundas e innumerables horas de debate discutiendo sobre la veracidad de dicha frase, pero con la «Madurescencia» todo lo anterior es echado por tierra; los que la «padecen» no se escudan en la subjetividad: apoyan firmemente que es real y que incluso ha venido para quedarse (y a todo esto, bienvenida sea, ya de paso). Desde tiempos inmemoriales el hombre se ha obcecado en la búsqueda de la mítica fuente de la eterna y renovada juventud que te daría el poder para dominar el mundo, y lo que se te pusiera por delante. Más fácil, hazte y créete Madurescente, vas a tardar menos y te vas a ahorrar un montón de dinero en cartógrafos.

Y si no me creen, el mayor ejemplo lo tengo entre las cuatro paredes que vivo , y no es por barrer para casa, pero mi madre, camino de 51 añazos ,es el mayor baluarte del termino Madurescencia. Incluso valdría para ser la cara visible de todo el «movimiento» madurescente e ir predicando con el ejemplo. Una etapa de la vida donde los tabúes se disipan ,los límites te los marcas tú mismo/a y te sientes apto y fuerte para aprovechar todo el tiempo perdido,¡ es mejor que cualquier fuente de la eterna juventud!.

Yo ya ni me inmuto cuando mi madre me dice que se va a patinar con sus amigas el fin de semana con la ilusión de una niña pequeña, es algo que nosotros no comprendemos y que solo los que viven esa etapa son capaces de sentir. Pero tranquilidad , dentro de unos cuantos años (bastantes, gracias a Dios)  me uniré a la causa y sentiré ese particular «país de Nunca Jamás» . ¡Larga vida a la Madurescencia!

Alex Gutierrez , nacido en 1992, licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid