Por Consuvisa
Madrid, 20 de Junio de 2017
Amaneció por fin el día del cumpleaños para mi pareja. Había decidido prepararle un pequeña fiesta en casa. No mucho jaleo,…. Un simple aperitivo ilustrado para unas veinte personas, a concentrar en nuestro “salón de palacio”….de pocos metros más que el trastero o nuestro dormitorio…..
Con antelación, elegí un menú de pinchos. Había elaborado una lista de la compra, la había hecho en el súper, cargado en el coche, subido a casa. Me tuve que pasar por IKEA para comprar vajilla de menudeo, que me faltaba. Y por fin, llegado el día, preparé todos los canapés, las mesas para alojar la comida de los invitados. Limpié la casa, recogí el zafarrancho que había montado para hacer los pinchos, cubrí y almacené todo en un sitio fresco, me duché, me vestí, me puse lo más mona posible para una mañana de domingo con fiesta de cumpleaños y…….. como aun me sobraba tiempo, decidí llevar la basura a reciclar, para que la casa no estuviera llena de bolsas de colores rebosantes cuando llegaran los invitados. Cargué todo en el coche, y me fui a cumplir con mi misión de ciudadana responsable. Dejé el cartón para lo último, ya que el contenedor de papel esta al lado del quiosco, y así aprovecharía para comprar el periódico. Por fin llegué al cabezón de la boca azul, me bajé, saqué todos los cartones y los tiré dentro…..olvidando que en mi mano también estaban las llaves del coche, que fueron directas al contenedor¡¡¡¡¡¡¡ (véanse aquí, por favor, iconos de wasap, echándose las manos a la cabeza….)
Ahhhhhh¡¡¡¡¡ lo primero que hice fue mirar el coche, allí solo, y por suerte abierto. Corrí al asiento delantero como una posesa y cogí el móvil de mi bolso. Volví exhausta al lado del contenedor, sin saber muy bien que es lo que estaba buscando, vi una etiqueta, con un número de teléfono que parecía ser mi salvación. Llamo, tardan en contestar, ahora una locución, cuelgo……Pero es mi única alternativa….vuelvo a intentarlo otra vez. Intento tener paciencia para seguir las instrucciones y marcar los números que aquella voz metálica me va pidiendo. Acierto a hacerlo pero, después de un largo recorrido con el que lo único que pretendía era conseguir hablar con alguna persona a la que pedir socorro, la voz, casi con sorna me dice que el horario personalizado de atención al público es de lunes a viernes de 09:00h a 20:00h. Me vuelvo y me doy cuenta de que el coche me mira con el ceño fruncido…..o eso me parece…Y ahora ¿qué hago?…Llamo al 010. Nada, no hay forma de localizar ningún teléfono de las empresas que retiran los contenedores de la zona, al menos hasta el lunes. El coche me sigue mirando, cada vez con peor gesto. Desesperada meto la cabeza en el contenedor, que afortunadamente está casi vacío, y veo mis llaves en el fondo, al lado de una esquina que parece estar un poco rota. Eureka!…hay un agujero que buscar.
¡¡¡Ayyyyyyyyy¡¡¡¡ al sacar la cabeza de aquella boca, se me raspa toda la cara….. El coche se parte de risa al verme. Rodeo el contenedor, localizo el agujero, compruebo que me cabe la mano pero está tan a ras de suelo que….no me queda más remedio que tirarme en plancha. Introduzco el brazo casi hasta el hombro, con la cara apoyada en el “suave” pavimento. Rebusco, empujo, tiro de los cartones a ciegas hasta que ZASSSS, noto las llaves enlazadas entre mis dedos, me aferro a ellas, las cojo, y consigo sacarlas, arrastrándome poco a poco para dejar que mi brazo salga a trompicones del bendito agujero.
Si es que ¡soy una mujer multitarea!, le digo jadeante a mi coche. Por fin, me incorporo, muy digna. Miro a mi alrededor, y descubro que afortunadamente, al ser festivo, todo está cerrado. Apenas hay gente mirándome, solo veo cuatro ojos, muy abiertos y con cara de susto, que me observan desde lejos. Sin prestarles atención, me recoloco los pelos, la ropa, me subo en el coche, veo que es hora de que ya lleguen los invitados y pienso… ¿Cómo explico yo ahora, la tardanza, los arañazos de la cara, la ropa manchada y las manos realmente sucias? Suelto una carcajada y pienso que SOY MADURESCENTE, lo suficientemente adulta para resolver mis problemas sin complejos, lo suficientemente ágil para tirarme al suelo y sacar las llaves del contendor, y lo suficientemente sabia para reírme de mi misma y al llegar a casa contar a todos, sin ninguna vergüenza que “quise experimentar mis habilidades”, y tiré las llaves al contendor…..A͞ veces la verdad es lo más divertido y lo más increíble con lo que puedes hacer reventar de risa a los amigos. Ellos te conocen de sobra para saber que, por lo que te ríes, el experimento no fue precisamente voluntario……
Yo practico lo de reírme de mí misma desde hace tiempo y los resultados son espectaculares porque me río yo y hago reír a los demás, lo cual es casi aún mejor; casi. Sin embargo, aún no he logrado poder hacerlo cuando estoy en el momento bajón bestial de mi ciclotimia particular. Sigo practicando y no pierdo la esperanza, porque se que, el día que lo logre, como mínimo me habré ahorrado la visita al médico para pedirle los ansiolíticos.