Hace unas semanas estuvimos en el evento “Viernes visten canas”, organizado por Mymo, una entidad de innovación social sin ánimo de lucro que apuesta por el talento madurescente y el diálogo intergeneracional. En él tuvimos la oportunidad de conocer a M.ª Rosa Casal, Directora y Profesora de Escuela de Vida, dedicada a la formación en Nutrición Energética y Macrobiótica, y escuchar su interesante y fructífera charla sobre alimentación.

 

La alimentación

Nuestra alimentación y los hábitos alimenticios que seguimos a diario pueden ser los causantes de muchos de nuestros dolores y desajustes corporales, y eso nos llevó a replantearnos un artículo en el que transmitir y compartir los consejos y conocimientos adquiridos tras ese día.

Tal y como M.ª Rosa Casal nos contó, es fundamental seguir 3 consejos fundamentales:

Masticar bien y mucho

Consumir productos naturales, vivos, no procesados

Comer poca cantidad

“Somos lo que comemos”

Esta frase seguramente os sonará ya que ahora mismo está en boca de todos. Nos preocupamos por lo que comemos, y estamos empezando a coger conciencia de los alimentos que ingerimos y los hábitos que tenemos. Pero es cierto, que toda esa conciencia, está muy centrada en los nutrientes, como indicaba Rosa. Son muy importantes, sin duda, sobre todo aquellos que nuestro cuerpo puede metabolizar y digerir mejor. Pero el enfoque se reduce mucho si solo vemos esta parte. La alimentación incluye aspectos que van más allá de los nutrientes.

Como dice Rosa, “el hábito de comer tenemos que elevarlo a una ceremonia”.

Cambiar la visión que tenemos del mundo, la forma de pensar, de concebir, de reflexionar… se puede hacer incorporando ciertos alimentos en nuestra dieta. Todos ellos son formas de vida, y tienen carácter energético propio, que tienen que ver con su proceso vital y es lo que nos influirá a nosotros y a nuestras emociones y formas de actuar.

Texturas, sabores, colores, olores

Son aspectos que vamos a cuidar, pero también el tipo de alimentos que ingerimos, el tipo de energías que consumimos, ya que dependiendo de lo que comamos, unos nos van a relajar o tensar, hidratar o secar… Porque los alimentos no solo influyen en el aspecto físico, sino también condiciona las emociones, los sentidos, las percepciones … Por eso hay alimentos que “atontan”, otros que nos ayudan a tener la mente más clara, a discernir con mayor precisión, hay alimentos que nos hacen felices y otros que potencian la tristeza o la agresividad.

No solo es importante escoger el alimento, sino también la forma en que lo cortamos, la forma de cocción, los condimentos… todos esos pasos van a dar un resultado, un resultado que deberíamos saber cuál es y que además fuese el que se adapta mejor a nuestras necesidades. Todos estos secretos son los que Rosa se dedica a desvelar en su Escuela de vida. Estudiando las reglas macrobióticas, adaptando los alimentos a las diferentes personas, porque no existe una única receta. Dependerá de la persona, de su constitución, su condición física, su salud … lo importante es conocer las bases para adaptarlo a las necesidades particulares de cada uno.

Cambiar la alimentación de forma inteligente

Una vez somos conscientes de ello, podemos empezar a realizar esos cambios en nuestra alimentación de forma inteligente, de manera progresiva, aprendiendo y enseñando al cuerpo a gustar de alimentos saludables que nos conectan con la vida.  Siendo conscientes de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Como nos aclaraba Rosa en su charla, los órganos vitales están conectados con las emociones, los sentidos, el psiquismo, incluso el plano espiritual. Y cada órgano toca un plano diferente, por ejemplo, y según los consejos de esta nutricionista:

 · Al consumir alimentos que ayuden a limpiar y depurar los pulmones,  conseguiremos liberar tristezas, depresiones, limpiar estilos de vida donde la persona se siente poco comprometida con la vida.

· Fortaleciendo los riñones ayudamos a que el cuerpo libere temores y miedos, muchas veces infundados.

· Limpiando el hígado, liberamos enfados, rabias, frustraciones …

· Al liberar la congestión o saturación del corazón, damos posibilidad a que en éste aparezca alegría por vivir.

Mejorar nuestra calidad de vida

Cuando vemos la información que nos aportan los alimentos a través de su historia evolutiva, nos damos cuenta de lo importante que es decidir qué es lo que quiero fomentar y conseguir en mi vida: como remitir alguna sintomatología, relajarnos, abrirnos a otros puntos de vista… y todo esto es posible a través de la alimentación.

Desde Somos Madurescentes creemos que no hay mejor dieta, o mejor alimentación, que la que a uno le hace sentir bien y saludable. En esto estamos completamente de acuerdo con Rosa. La alimentación macrobiótica no es la única, pero si es una opción saludable.

En cualquier caso, y en nuestra opinión, la madurescencia es una etapa en la que cuidar la alimentación es algo que sin duda mejora nuestra calidad de vida. Por eso os animamos a buscar, a investigar, y a alimentaros siempre con el objetivo de preservar vuestra salud y sentiros bien. Recordad que, al fin y al cabo, la comida no es el fin, es solo el vehículo hacia una vida saludable.

 

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